jueves, 4 de octubre de 2007

TESTAMENTO

¿Por qué los funerales son tan fúnebres? ¿Tienen que ser lateros, aburridos y tristes? Pero, ¿no será mucho tanta solemnidad y gravedad cuando alguien “muere”? (lo pongo entre comillas porque para un creyente morir es entre comillas).

Hace algunos años vi la película “Dreams” de Akira Kurosawa. En ese tiempo me declaraba ateo, pero me fascinó la última historia donde se mostraba un funeral japonés. La gente de un pequeño pueblo llevaba a enterrar a alguien y el color del luto era el blanco, al frente iba una pequeña orquesta con instrumentos folclóricos tocando una música alegre y festiva. Y un pequeño grupo danzando alrededor. Los rostros reflejaban el duelo, pero iban celebrando. Ese sentido de la “muerte” me encantó.

Por eso ahora (y desde que tuve un encuentro con Jesús) nunca me ha cuadrado el carácter trágico de nuestros funerales. Sé lo que es el duelo, porque nadie que no haya perdido en esta vida un ser amado puede entender qué es el duelo. Pero como hijos de Dios lo debiéramos vivir de un modo distinto. A propósito de lo que pasa con los que mueren, el apóstol Pablo dice “no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4.13)

La muerte no es el fin, no es una tragedia irreversible. La muerte es el comienzo de la vida. Ahí empieza la eternidad para los cristianos. Podemos llorar el duelo, pero alegrarnos con la esperanza de la resurrección. Esa es la pura verdad, o sea, esa es “LA VERDAD”, la de quien dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre” (Juan 14:6).

Espero que cuando “pase a mejor vida” mis amigos lo celebren. Por favor, hagámosla cortita. No quiero Servicios fúnebres, quiero Servicios Festivos. Tampoco que haya en horario de cine, es decir, varias funciones. Menos que canten los típicos himnos de ocasión. Y cuando “los restos” vayan saliendo del templo quiero que en una pantalla gigante proyecten a Elvis Presley cantando American Trilogy… “Gloria, Gloria, Aleluya. Su verdad está en marcha”.

Para pensar
Si lees Juan 11:25 piensa... ¿Qué sentido tiene para mí vida las palabras de Jesús? ¿Cuál podría ser la trascendencia si mis amigos las conocen?