miércoles, 6 de febrero de 2008

legalidad de la medida



¿Existe algo que esté más allá de la “legalidad de la medida”?

Me hice esta pregunta a propósito de dos historias paralelas pero de polos opuestos. Una es la de Patricia Troncoso, “La Chepa”, una activista pro mapuche. Fue condenada como terrorista por participar en una acción violenta, e inició una huelga de hambre por 112 días reclamando beneficios carcelarios.
La derecha política duda sobre la legalidad de la medida, y los lleva a impugnar esos beneficios ante la Contraloría. Todo porque no cumpliría con los requisitos exigidos por el Reglamento de Beneficios Carcelarios. Por su parte, el Gobierno argumenta a favor de la importancia de la vida humana.

La otra historia es la del General Gonzalo Santelices, quien renunció al Ejército tras presiones de sectores políticos de la Concertación, porque cuando era un muchacho de 20 años tuvo participación en la funesta “Caravana de la Muerte”, que dejó un regadero de muertos por donde pasó después del Golpe Militar. Santelices dijo que en esa época "era impensado no cumplir una orden de un superior". En buen chileno: El incumplimiento de una orden significaba pena de muerte.

La opinión del Juez Guzmán fue que la Ley “permite al juez en determinadas circunstancias no someter a proceso al inculpado y disponer su libertad aunque aparezcan reunidos los requisitos para procesarlo.”

Parece que sí hay algo más valioso que la legalidad de una medida: la importancia de las personas, que es lo mismo que decir la vida. Jesús sabe muy bien de estos asuntos. A veces en este mundo estaremos en el lugar de “La Chepa” o del “General Santelices”. A los dedos acusadores, carentes de toda Gracia (con mayúscula), poco les importará la persona, no le dan ningún valor a la vida.

Defender la importancia de la vida de las personas es lo más transgresor que puede existir. Irrita a los legalistas, descoloca a los tolerantes. Seguro que Jesús le hubiese concedido todos los beneficios a La Chepa. Y habría liberado de su culpa al General Santelices.

Los soldados romanos, seguidos por la multitud, clavaron a Jesús en la cruz. A quienes se burlaron, a aquellos que lo hirieron, a los que lo ofendieron, a esos que le dieron muerte; tuvo una palabra de Gracia: “¡Padre, perdona a toda esta gente! ¡Ellos no saben lo que hacen!!” (Lucas 23:33)

Lee: “Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida cuando resucitó a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios, aunque no lo merecíamos”. (Efesios 2:4-5)

Atina: Piensa en situaciones de tu vida frente a las que tienes sentimientos “culposos”. ¿Qué sentimientos te provoca al saber que Cristo te da vida? ¿Hay personas hacia las cuales “no se la perdonas”? ¿Qué te pide Jesús que hagas hoy en tu relación con esas personas?