jueves, 14 de agosto de 2008

Igual Dios ama a los feos


En este mundo cruel (¿satánico?) no hay espacio para los feos. La consigna es “la imagen lo es todo”. Lamentablemente algunos cristianoides comulgan con esa teología barata.
¡Insólito! La dulce y bella chinita que cantaba una tierna melodía que era una “Oda a la patria” en la inauguración de los Juegos Olímpicos, no era quien todos creíamos hasta las lágrimas que era…alguien estimó que la niñita original era demasiado gorda y fea para representar la imagen de la nación y la cambiaron por una “más bonita”.
Las justificaciones no faltan: “Queríamos dar una imagen perfecta y pensamos en lo que sería mejor para la nación”. Esto me recuerda a mí mismo que esta es una pesada carga de los cristianos desde hace rato: Queremos dar una imagen perfecta y pensamos que es lo mejor para la nación (que sería como la iglesia). Entonces, ¡que se mueran los feos!
¡Si hasta nos creemos el cuento de que Jesús era un modelito fashion como el “Jesús” hollywoodense de Franco Zefirelli! Cuando en estricto rigor, según los estudios antropológicos de judíos del primer siglo, era más bien chico, cabezón y con su buena “callulla”. Pero para los ojos de la fe su hermosura sobrepasa toda imaginación…porque lo vimos lleno de gracia y verdad, escribió el hermano Juan.

Lo que importa es cómo o qué ve Dios en nosotros. Así como cuando Samuel, profeta del AT, se fue a buscar un rey para Israel; llegó a un pequeño pueblo llamado Belén; le pidió a Isaí que le presentara a sus hijos y cuando vio al mayor, un joven “bonito”, dijo para sí: éste es. Pero Dios le respondió que no se dejara llevar por la apariencia exterior, pues “yo me fijo en el corazón” (1 Sm. 16:7b)

Por eso cuando me miro al espejo cada mañana no me la puedo creer…¡me hizo poco menor que los ángeles! ¡¡¡Nooooo!!!! La traducción más exacta del hebreo para el Salmo 8:5 es que ¡me hizo poco menor que un dios (elohim)! Mejor aun, “¡Nos creaste casi igual a ti!”
Porque, para los seguidores de Jesús, la verdadera hermosura es la de los pies –sólo los pies dice Noemí- de quienes van por la vida llevando la buena noticia (Ro. 10:15). A los que son humildes (o sea, los feos de este mundo), los hace bellos con la victoria (Sl. 149:4b). Y, por último, “el corazón alegre hermosea el rostro”, dice el escritor de Proverbios. ¡Tu cara refleja la alegría de ser un hijo de Dios!

Yang Peiyi tiene siete años y su voz no puede ser adulterada ni escondida, porque su verdadera belleza es un talento dado por Dios. Ahí radica la hermosura de cualquier persona…para Él ya eres hermoso.

P.S. Me negué a poner la foto de Yang Peiyi y de la niña “bonita”.