martes, 2 de diciembre de 2008

JESÚS ESTÁ EN NEGOCIACIÓN COLECTIVA

A veces, cuando la necesidad lo amerita, nos sentamos como familia a orar. A propósito de la negociación colectiva del Sindicato del Liceo donde enseño, pedí por “lo justo y equitativo”. No terminaba de decir “amén”, cuando Belén saltó y dijo: “Lo justo no necesariamente es equitativo e incluso a veces son contradictorios”.

Después de las explicaciones de las implicancias jurídicas en cuestión, me dejó con el tema dándome vueltas en la cabeza y el corazón. Y claro que tiene razón, porque pensamos que “lo equitativo” en una cuota de un curso para hacer una gira de estudios es que todos paguen la misma cantidad, pero eso no es justo cuando alguien vive en vulnerabilidad social y otro está forrado en plata. No es lo mismo.

Uno podría pensar que “lo justo” es que todos tengan igualdad de oportunidades en una educación de calidad, pero eso no es equitativo cuando uno ve la disparidad de recursos entre un Colegio “with american name” y un Liceo con número o el de un desconocido prócer de no sé que institución filantrópica. No es lo mismo.

Jesús tiene una asombrosa capacidad para hacer que veamos las cosas en perspectiva divina. Como cuando narra la parábola del dueño de la viña que contrató obreros a primera hora y les ofreció una paga justa. Y también contrato a otros a última hora. Y al final del día a todos les dio la misma paga (Mateo 20:1-16)… ¿Justo …. Equitativo?
Que manera de complicarse la vida el joven adinerado cuando se autojustifica por su correcto actuar por la vida, haciéndole caso en todo a los Diez Mandamientos; pero se incomoda frente al desafío de Jesús de repartir la torta en forma más que equitativa. No fue capaz de repartirlo todo a los más necesitados. (Mateo 19:16-30).
¿Y qué tal cuando dice que los obreros son dignos de su salario? Literalmente en griego dice “doble porción”. ¿Eso es justo o equitativo? ¿O ambas? Si pensamos que somos “obreros del reino” (en la teología protestante hablamos del sacerdocio universal de los creyentes, o sea, que todos somos sacerdotes); entonces merecemos “doble porción”.

Una querida amiga –educadora de toda una vida-, se vio enfrentada a una falacia, cuando alguien le cuestionó su comprometida fe católica y su participación activa en un sindicato… ¿qué se supone que esperaría Jesús del accionar de sus seguidores?....