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Un pastor conocido me llama por teléfono y me habla con una voz de misterio:
- ¿Eres Radical?
- La verdad es que soy más bien Socialista.
- ¿Y bombero?
- Naaa…sufro de vértigo a las alturas.
- ¿Y…. masón?
- Bueno, no. Porque como dice el refrán “plata (y miedo) nunca he tenido”.
- Ah, qué bueno-, me dice.
- ¿Y eso por qué?-, pregunto.
- Es que estoy levantando un movimiento que proscriba la masonería, de modo que queden marginados de las iglesias-, responde entusiasmado.
- ¿Y eso cómo sería?
- Lo primero es que tendrían que dejar la masonería, empezando por los pastores. Y a estos los eliminaríamos de los registros de la Uniones Regionales y Nacionales.
- ¿Así de drásticos?- le replico con voz bajita.
- Y aún más- me dice-; mi idea es que le cambiemos el nombre a la biblioteca del Seminario Bautista, al Aula Magna del Colegio Bautista y la mismísima Fundación “Diego Thompson”. Después renegaríamos de todos los logros que nos favorecen, pero que son obra masónica: Separación Iglesia-Estado, los cementerios laicos, el Registro Civil, Educación Pública-, termina emocionado.
- Pero…¿y qué pasa entonces con aquellos principios Bautistas como la libertad de conciencia y la libertad de expresión?-, le replico con temor y temblor.
- …..
- ¿Y qué va a pasar, entonces?-, pregunto curioso.
- Tendrás que firmar un documento de corroboración de estas normas de conducta…-. Y corta la llamada.
Anoche tuve una pesadilla. Hombres con capuchas blancas rodeaban mi casa con antorchas encendidas. Me desperté gritando: “¡No, no, no…yo no soy masón!”
¿Me estaré volviendo loco?