lunes, 16 de junio de 2008

No pares de pedalear


Una de las últimas veces en que vi al “Nico” tenía como 5 años. Estaba en el antejardín del templo en La Florida, Santiago, detrás de una manguera, mojando a cuanto “hermanito” se le cruzaba por delante, y que intentaba entrar o salir del templo. Ni siquiera la amenaza del “cuco” del Pastor que se va a enojar, que usan los papás, sirvió de algo. Igual me manguereó…

Y el “Nico” creció. Ahora va pedaleando por la vida, llegando primero a la meta en cuanta competencia de triatlón se le cruza por delante. Para ser un ganador ha tenido que batallar duro: seguir braceando para salir primero del agua, y tomar aliento a pesar de los calambres en el trote y sin dejar de pistonear, levantándose si cae de la bicicleta. La Maritza, su mamá, lo acompaña a todos lados. Ella también es una ganadora. Sola, ha criado a sus tres hijos. Nadie dijo que la vida para un creyente tenía que ser fácil.

Esta generación, como ninguna otra, ha tenido que pedalear duro para vencer a la adversidad. Como nunca antes, un mundo hostil y adverso para el cristiano, ha sido el campo de competencia para quienes no se dan el lujo de ser uno más del montón. No están dispuestos a ser mediocres ni perdedores en medio de las presiones de la vida fácil, liviana y tentadora. Esta generación sí que no puede dejar de pedalear para salir de tanto pecado que le rodea. Son los que están dispuestos a permanecer fieles, a ser constantes en sus convicciones. Siguen las reglas del juego, aunque eso demande sacrificio.

Conozco a much@s chic@s que son como el “Nico”… son los que están dispuestos a no parar de pedalear con tal de llegar a la meta.

“… el atleta que participa en una carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia.” (2 Ti. 2:5)

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