Una de las últimas veces en que vi al “Nico” tenía como 5 años. Estaba en el antejardín del templo en
Y el “Nico” creció. Ahora va pedaleando por la vida, llegando primero a la meta en cuanta competencia de triatlón se le cruza por delante. Para ser un ganador ha tenido que batallar duro: seguir braceando para salir primero del agua, y tomar aliento a pesar de los calambres en el trote y sin dejar de pistonear, levantándose si cae de la bicicleta.
Esta generación, como ninguna otra, ha tenido que pedalear duro para vencer a la adversidad. Como nunca antes, un mundo hostil y adverso para el cristiano, ha sido el campo de competencia para quienes no se dan el lujo de ser uno más del montón. No están dispuestos a ser mediocres ni perdedores en medio de las presiones de la vida fácil, liviana y tentadora. Esta generación sí que no puede dejar de pedalear para salir de tanto pecado que le rodea. Son los que están dispuestos a permanecer fieles, a ser constantes en sus convicciones. Siguen las reglas del juego, aunque eso demande sacrificio.
Conozco a much@s chic@s que son como el “Nico”… son los que están dispuestos a no parar de pedalear con tal de llegar a la meta.
“… el atleta que participa en una carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia.” (2 Ti. 2:5)
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