sábado, 2 de enero de 2010

Prohibido tocar a Jesús



La mujer espera impaciente el paso de Jesús. Una multitud rodea al maestro: “Si solo pudiera tocarlo…”, piensa. Es el momento. Se acerca, estira su mano y…demasiado tarde: un séquito de guardaespaldas se abalanza sobre ella y la arroja al suelo.

Así fue como me imaginé la delirante escena en que Susanna Maiolo se abalanzaba sobre el Papa. “Sólo quería tocarlo”, diría la joven, que fue tildada de loca de patio. Para mi hija Belén, padecía de flujo de sangre y creyó que tocando al Papa se sanaría. Mi amiga Coté dice que una mujer apasionada hace cualquier cosa. En fin, no puedo dejar de pensar en las muchas formas en que les prohibimos a las gentes tocar a Jesús.

Algunos discípulos cascarrabias ya habían andado alejando a los niños del abrazo de Jesús (los mismos que corren y saltan en las bancas de nuestros templos y que-estos-padres-de-ahora-que-no-los-castigan-como-antes). Ni que decir de las habladurías que se levantaron porque Jesús dejó que una desinhibida chica (de las que hoy llamaríamos sexualmente activa), con lágrimas lavó los pies del Maestro). Para qué hablar de los que de buenas ganas correteaban a los leprosos, que en su inmundicia buscaban que Jesús los tocara (así como nuestras actitudes homofóbicas alejan a los homosexuales que se acercan a nuestras iglesias).

¡Con qué facilidad hoy les prohibimos a esta generación tocar a Jesús! Ahí están los super evangelistas que viajan en su jet privado, sin percatarse que Jesús andaba “a patita no más” y que para su entrada a Jerusalén le “macheteó” el burro a un vecino. También nos topamos con los conferencistas que tienen una tarifa por sus predicaciones, aunque eso frustre a líderes juveniles que ven que su organización nunca los podrá invitar; y que se olvidan que Jesús andaba sin ni uno en los bolsillos. Incluso nos encontramos con predicadores de moda que aceptan una determinada cantidad de preguntas de la audiencia, mediadas por su manager, y que no reparan en que Jesús privilegió el diálogo por encima del monólogo del púlpito y el micrófono. O están los promotores itinerantes de su última publicación que-se-vende-al-fondo-del-templo, y se olvidan que Jesús no escribió nada porque estaba más interesado en promover el reino.

Así y todo, bien por los que derriban barreras para que la gente se acerque y abrace libremente a Jesús.

1 comentario:

Santiago Castro Leguizamón dijo...

Como para recomendar la lectura de este blog.